Entre los secuestrados por los terroristas de Hamás en los ataques contra Israel que empezaron el sábado por la mañana se cree que hay ciudadanos de las cuatro esquinas del mundo. Pero los que tienen nacionalidad de EE.UU., primera potencia mundial y socio inseparable de Israel en Oriente Medio, puede que tengan una relevancia especial en el conflicto.
Esa es la esperanza de los familiares de varios rehenes estadounidenses, que este martes comparecieron en un hotel de Tel Aviv para exigir al presidente del país, Joe Biden, y al jefe de su diplomacia, Antony Blinken, que se impliquen en los esfuerzos para su liberación.
«Es vuestra responsabilidad devolver a los rehenes sanos y salvos, no esperamos menos que eso», dijo a los líderes estadounidenses Nahar Neta, cuya madre, Adrienne, fue secuestrada en un kibutz cercano a Gaza el sábado por la mañana.
La mujer, de 66 años, nació en California pero se trasladó a Israel en 1981, donde trabajó como enfermera y matrona. Su hijo explicó que hablaron por teléfono con Adrienne en la mañana de los ataques, escucharon gritos y oyeron a su madre «utilizar el árabe que aprendió en sus años como enfermera en el Hospital Soroka para tratar de calmar a los militantes».
«Si existe un caso del bien frente al mal es este», aseguró Jonathan Dekel-Chen, un profesor universitario nacido en Connecticut cuyo hijo, Sagi, de 35 años, fue secuestrado en el kibutz Nir Oz. «Esto no era una guerra ni ningún tipo de pelea justa», dijo Dekel-Chen, que hasta ahora se había definido como un «pacifista». «Esto fue un pogrom, el objetivo era matar al mayor número posible de civiles».
En la sala del hotel estaba también Rachel Polin-Goldberg, nativa de Chicago. Su hijo, Hersh, de 23, es una de las cientos de víctimas del festival de música que se celebraba en las inmediaciones de Gaza. Los últimos mensajes por móvil que recibió de su hijo fueron «te quiero» y «lo siento».
«Que no se queden parados», exigió a Biden y Blinken Ruby Chen, el padre de Itay Chen, un soldado israelí de 19 años, nacido y criado en México, que fue secuestrado en la operación militar para responder a los ataques de Hamás. Chen aseguró que los gobiernos de Israel y de EE.UU. han tenido «cero comunicación» con las familias sobre la situación de los secuestrados
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