Pakistán lanza un ultimátum a los casi dos millones de inmigrantes afganos que viven en situación irregular: o abandonan el territorio antes del próximo 1 de noviembre de manera voluntaria o enfrentarán arrestos masivos y deportaciones forzosas. Una decisión tomada por Islamabad a raíz de la oleada de atentados suicidas que viene sufriendo el país desde hace meses, los cuales atribuyen a la administración talibán.
Pero eso no es todo. La nueva política migratoria del Gobierno pakistaní incluye confiscarles a los inmigrantes ilegales toda propiedad o bien que esté en su poder y crear una línea telefónica especial para que los ciudadanos denuncien a las autoridades a cualquier afgano a cambio de recompensas.
Se trata de una decisión dirigida a todos los extranjeros sin documentación en regla y aplicable a todas las nacionalidades. Sin embargo, la mayoría de ellos son afganos (1.730.000 millones). El ministro del Interior pakistaní, Sarfraz Bugti, ha sido el encargado de justificar esta represión masiva. Según informa Reuters, responsabiliza a los refugiados afganos -la mayoría de ellos lleva viviendo en el país durante años- de 14 de los 24 ataques terroristas con bombas que han tenido lugar en el interior de las fronteras del país en lo que va de año.
Los dos últimos ocurriieron el pasado viernes. Sendos atentados suicidas se saldaron con la muerte de al menos 57 personas y más de medio centenar de heridos. El más grave de ellos se produjo cerca de una mezquita, donde decenas de personas habían acudido en procesión religiosa para conmemorar el cumpleaños del profeta Mahoma. Según Bugti,uno de los atacantes era de nacionalidad afgana.
Un comportamiento que Kabul no ha tardado en condenar: «El comportamiento de Pakistán hacia los refugiados afganos es inaceptable […]. Debería reconsiderar su plan y tolerarlos», escribe en una de sus publicaciones de X (antes Twitter) el portavoz de la administración talibán Zabihullah Mujahid.
Islamabad alega que los talibanes emplean suelo afgano para formar y entrenar a sus combatientes para después planificar ataques en Pakistán, país vecino. Una acusaciones que tienen su origen en la deteriorada relación existente entre ambas naciones y que viene acentuándose en los últimos tiempos. Tal es así que los habituales enfrentamientos armados han provocado incluso el cierre temporal el pasado mes de septiembre del principal paso fronterizo que conecta ambos países.
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